Nos guste o no, hay un sitio en el mundo en que algunas personas han elegido el Dirty Chic para montar el escenario de su vida cotidiana, un estilo que ya impera.
Recuperar viejos edificios o mobiliario usado es uno de los motivos inspiradores de este estilo donde el ladrillo al descubierto, paredes sin pintar, pisos desgastados, muros caídos, ventanas oxidadas y puertas deterioradas, son la clave para comenzar a ambientar el espacio deseado.
Suponemos que también existen una respuesta obvia al minimalismo que tanto dictó pureza de formas y ambientes tan pulcros como un laboratorio, donde cada pieza ocupaba un sitio escrupulosamente planificado dentro del “menos es más”.
Aunque no hay estilos totalmente puros, y para algunos ser totalmente descuidado y promover espacios sin armonía alguna no es del todo aceptable, por lo que para estar de moda sin perder la idea de limpieza, mezclan escenarios despreocupados con piezas de mobiliario minimalistas o recién tapizados.
Es quizá la imperfecto lo que resulta atractivo y de valor en el estilo dirty chic; cuya decoración se centra también en mobiliario muy singular o diseño de autor.
Los muebles recuperados, hoy tan en auge, son un elemento imprescindible, sobre todo aquellos que permiten evidenciar la pátina del tiempo; con madera desgastada o tapicería que emula haber pasado por un comején.
Tonalidades verdes que, por supuesto, evocan al moho de aquellas casas que han pasado por la tristeza de la humedad que se filtra por sus rincones; paredes maltratadas por el paso del tiempo, mobiliario vintage, naturalezas muertas... esa es su inspiración.
